sábado, noviembre 12, 2016

Las malas horas, los buenos tiempos. (Regresando)

Hace mucho no retomaba este blog, no escribía sobre algo, creo que en parte, porque no es mi vocación ser escritor, sólo hacerlo de vez en cuando, cuando sienta que es necesario. Bueno, ese momento ha llegado, como un cometa que tarda mucho en volvernos a visitar, acá estoy, listo para compartir algunas palabras contigo.

Llevo unos meses escribiendo esto, y ya viendo como terminó, te contaré como empezó:

En un viaje Bogotá - Santa Marta, poco después de pasar el pueblo de mi infancia temprana, El Copey, el aleatorio de mi reproductor puso a sonar Los Buenos Tiempos de Carlos Vives, y de manera casi mágica, miré a mi derecha y allí estaba, esa cúspide blanca, imponente y hermosa, la Sierra Nevada de Santa Marta, el corazón de mi tierra. Viéndola a lo lejos tuve esa combinación de sensaciones y pensamientos que me motivaron volver a escribir.

La cumbre de mi tierra,
Sierra Nevada de Santa Marta
Durante todo este tiempo, he notado lo pequeño que soy, al tiempo que he admirado el poder compartir momentos con otros granos de arena en esta orilla del oceáno cósmico. Algunos no mucho mas grandes físicamente que yo, pero sólidos eso si, cual roca de acantilado.

Haciendo esta publicación de regreso, y mientras editaba el blog, mi perfil y demás, pude darme cuenta cuánto había cambiado desde la última vez que me senté en mi viejo computador en Santa Marta a escribir. Ahora vivo en Bogotá DC, llevo 6 años, donde aprendí cuán mal informados viven las personas que aún se sientan religiosamente a ver un noticiero (como lo hace mi papá). Otra cosa que cambió fue mi gusto musical, recuerdo que en mi perfil decía algo como: "No escucho ni Metal ni Hardcore, o cosas por el estilo". Gracioso, ahora escucho una que otra de la banda Stratovarius, y tengo mas canciones en japonés que en otros tiempos. Y es finalmente, el tiempo, el centro de este blog. El pasado, el presente y mas allá.

Para finalizar, quiero agradecer a todas esas personas que de manera fugaz o constante en el tiempo, han contribuido con mi regreso acá para escribir, para compartir una que otra palabra, historia o idea contigo. Al final este grano aprendió a contemplar lo maravilloso de nuestro océano cósmico, aquel con forma de árbol sin raíz, gracias al espacio y el tiempo compartido con esas almas.

Empiezo a caminar por un sendero que había dejado....

La historia de esta foto la contaré en otra oportunidad.