sábado, diciembre 17, 2016

Relatos cortos de una vida simple (II)

La Última Hoja.

Luego de mucho tiempo, allí estaban, reescribiendo una historia tardía. Selene sólo observaba y sonreía. De una manera casi mística, su mano se entrelazaba con la de él, su voz finalmente hacía vibrar su tímpano, y su corazón.

Un abrazo fue suficiente para consolar, para alegrar, para disculpar, para amar, para sentir que en medio de energías tan opuestas, luego de todo todo el caos vivido años atrás, sus almas seguían unidas en un vínculo tan mágico como la vida misma.

Eric ahora mas maduro, adulto, no la sorprendió en lo absoluto. Al final, es normal que alguien como él pudiera superar alquel momento en que sin mas que lágrimas en el alma recibía la despedida sentimental de su amor. Ambos quedaron asombrados al encontrarse, en tan sólo un segundo con la persona de la cual se enamoraron. Selene sólo miraba los ojos y encontraba el chico que se desveló una madrugada de agosto para demostrarle cuan fuerte era su sentir; y él, igual de sorprendido, descubría como ese Eric dulce y tierno le sacaba sonrisas a su amada.

"no te notes ni en mis sueños...
Ni en mis noches."

Decía Eric en uno de sus poemas. Su razón creyó años atrás librarse al fin del fantasma de Selene, de todo lo que representó para él. Su razón se sintió tranquila, sin saber que el corazón en una jugada propia de un bromista seguro de su éxito, y contrario a todo pronóstico, simplemente escondió el sentimiento tras una puerta con una cerradura imposible de abrir incluso para el mismo. Pero aquella curiosa dama, al son de gaitas, acordeón y tamboras hendió el obstáculo en sólo un segundo.

Fueron horas únicas, pudieron vivir la formalidad, pero innegablemente, pues fui testigo, sus corazones estaban unidos, y simplemente el encanto fluyó. Fueron Luna y Sol en una mañana nublada, en una noche estrellada. Simplemente sus sonrisas, sus miradas, borraron para siempre la espesa bruma de dudas que los separaba.

Al final Eric me pidió que procurara resumir ese encuentro, esa vivencia. Bueno, se me ocurrió esto:

Y no quiso el siempre caprichoso tiempo,
que la historia terminara en esa página.

Así que dio de su esencia
a las manos que lo escribieron
para que en un día, 
sin cambiar el final anterior
agregaran una escrito mas.

Escrita fue entre dos, por la pluma del silencio,
sobre el papel de un beso, con tinta de amor,
una última hoja, mas no un único adiós.

Porque sus protagonistas 
luego de todo merecían 
un final tan mágico y sublime
como la noche de Luna en la que
el sentimiento nació.



Wonderful Tonight by HenryL



1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin palabras la imagen perfecta para la historia perfecta y no quiso el siempre caprichoso tiempo que la historia terminara en esa pagina ...